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sábado, 14 de junio de 2014

La calidad de nuestra Democracia



En el sentido comúnmente aceptado en las ciencias sociales, un régimen político puede ser llamado “democrático” si satisface, en grado sustancial, tres criterios básicos: inclusividad, competitividad, e institucionalización de derechos civiles y políticos fundamentales. Inclusividad se refiere al hecho de que los cargos más importantes en las esferas de autoridad ejecutiva y legislativa son electivos, y la mayor proporción posible de miembros adultos de la comunidad política puede participar en esas elecciones; competitividad significa no sólo que las elecciones son competitivas, sino también, y esto es muy importante, que la oposición puede funcionar sin obstáculos entre elecciones; y finalmente los derechos civiles (debido proceso, asociación, práctica religiosa, libre expresión, sindicación etc.) y políticos (votar, ser candidato, etc.) básicos están institucionalizados cuando pueden ser efectivamente ejercidos, de nuevo, por la mayor proporción posible de los ciudadanos.

La calidad de una democracia puede fluctuar a lo largo de estas dimensiones, que son variables ordinales, si las autoridades son elegidas, si el sufragio es universal, si las elecciones son competitivas, si se permite la oposición a quienes ejercen el poder, si los derechos civiles y políticos pueden ser ejercidos por todos o solo por las élites, etc 


Hay dos tipos polares a este respecto: las democracias republicana como la española y la plebiscitaria. El criterio subyacente es el grado en que el poder está concentrado en el ejecutivo. Una democracia republicana está basada en la separación de poderes, en el caso presidencialista, o en la subordinación del ejecutivo al parlamento, en el del régimen parlamentario. En este último, “subordinación” significa que el parlamento elige al primer ministro y al gabinete y, en principio, puede hacerlos cesar en sus cargos (mediante un voto de no confianza), si no está de acuerdo con sus políticas. En ambos tipos de diseño institucional, una democracia de alta calidad requiere también un poder judicial con poderes fuertes de revisión judicial.

En cambio, una democracia plebiscitaria es un régimen en el cual el poder ejecutivo controla tanto el parlamento como el poder judicial. El caso extremo consistiría en asambleas legislativas y jueces que son sellos de goma del ejecutivo. Sin embargo, estos regímenes podrían todavía ser considerados democráticos, aunque de bajísima calidad, si satisfacen mínimamente los criterios presentados más arriba: elecciones competitivas y basadas en sufragio universal, partidos de oposición que funcionan efectivamente, y derechos civiles y políticos básicos ejercidos tanto por quienes apoyan como por quienes se oponen al gobierno. 

Nuestra democracia, una democracia joven en relación a la de otros países europeos, es de las llamadas transicionales, ya que de su nacimiento hace relativamente poco, surge en la década de los ochenta. Otras democracias transicioanles son las de Gracia y Portugal. Como podemos observar estas son las democracias más machacadas por la políticas europeas de austeridad impuestas por las democracias consideradas más antiguas  porque nacieron con anterioridad a la revolución democrática de América Latina.

la calidad de nuestra democracia hasta 2008 fue creciendo de forma espectacular, alcanzándose derechos impensables sólo unos cuantos años antes (la universalización de la seguridad social, la libertad de sindicación y de partidos políticos, el camino hacia la igualdad de oportunidades, la ley de dependencia, la educación gratuita y un largo etcétera nos hacía pensar que alcanzaríamos el culmen de la calidad de un Estado democrático.

Pero una crisis ocasionada no se sabe bien por quién o quiénes, hizo que la hasta entonces Europa Solidaria encabezada por la Alemania de Angela Merkel comenzase a imponer a las jóvenes democracias durísimas políticas de austeridad ante las que muchos mandatarios se han arrodillado.

Pero si reflexionamos, cabe al menos preguntarse:

¿Es posible una democracia de alta calidad en una sociedad muy desigual?

Para poder responder hemos de analizar lo que viene ocurriendo a nuestro alrededor:

* Continua pérdida de libertades (la llamada Ley Mordaza, ley de protección de la seguridad ciudadana)
* Las retrógradas reformas laborales
* La criminalización de los sindicatos
* Los recortes en educación, sanidad y personas dependientes
* Los recortes asistenciales y económicos a los pensionistas.
* La contención del déficit a costa de los empleados públicos
* A la oposición ni se le escucha, aún cuando planteen buenas propuestas para el interés general
* Y al pueblo quién lo escucha? cientos de manifestaciones, concentraciones, protestas y hasta dos huelgas generales no ha valido para que el gobierno se siente con los interlocutores sociales para saber que es lo que está ocurriendo a pié de calle.

En definitiva un nuevo modelo democrático, de cuya calidad si tuviera que evaluarla yo, no pasaría del aprobado. 

¿Y tú? 
¿Que calificación le darías? 

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